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¿Planeta Tierra o planeta agua?

Foto del escritor: Alejandro LeónAlejandro León

Actualizado: 26 dic 2024


 

Publicado originalmente en Toroto

Autor: Alejandro León Aguilar


Manos recogiendo agua corriente sobre un fondo negro, agua, cuidar el agua, sequías,

Planeta Agua Resulta curioso que llamemos a nuestro planeta “Tierra” cuando en su mayoría está cubierto de agua. Toda la vida como la conocemos gira en torno a este líquido y a pesar de ello, como recurso, se encuentra gravemente afectado. Las principales razones por las cuales el agua en general peligra se deben a su contaminación y escasez. Por un lado, la contaminación se puede dar por el uso desmedido de agrotóxicos, descargas de aguas residuales, altas concentraciones de microplásticos, derrames de petróleo o demás combustibles, acidificación por el aumento de dióxido de carbono en la atmósfera, eutrofización y demás. Por otro, la escasez física del agua, también conocida como estrés hídrico, ocurre en su mayoría cuando se sobreexplota un cuerpo de agua –ya sea superficial, o más comúnmente, uno subterráneo– de tal forma que el tiempo de recarga o recuperación de este, no se equilibra con la cantidad de agua extraída, y por lo tanto, existen zonas geográficas del planeta que ya no perciben este recurso; México, por dar un ejemplo, se encuentra en una inminente crisis hídrica. De manera más general, hoy en día, el estrés hídrico es consecuencia del cambio climático al generar el retroceso de los glaciares (y su posterior contaminación con agua salada), así como a la evaporación de aguas superficiales. Para poner en contexto la gravedad de lo anterior, debemos mencionar que el agua terrestre se distribuye en agua salada (97%) y agua dulce (3%), siendo el agua dulce casi la totalidad del agua que consumimos y ocupamos. De ese porcentaje de agua dulce, la mayoría se encuentra en estado sólido, formando casquetes polares y glaciares (69%), mientras que el resto se encuentra de manera líquida, como agua superficial (0.5%) formando ríos y lagos mayoritariamente, y el resto (30%) está como agua subterránea (WWAP, 2009). Recordemos que todos los valores son aproximaciones. El agua subterránea se puede consolidar de diversas formas bajo la tierra, que van desde ocupar los espacios disponibles de los poros de las rocas, hasta encontrarse en formaciones de mayor tamaño y volúmen conocidas como acuíferos. Los acuíferos son la fuente más importante e inmediatamente disponible de agua dulce para la humanidad, ya que se estima que el 70% del agua que ocupamos proviene de un acuífero. Más relevante aún, alrededor del 40% de esa misma agua, se destina directamente a la agricultura y al riego (ibidem). Estos suministros de agua dulce no sólo son esenciales para la existencia humana, sino que también juegan un papel indispensable para los ecosistemas. Las aguas subterráneas nutren las zonas áridas y semiáridas del mundo, donde la precipitación no logra cubrir las necesidades de la vegetación y de los organismos dependientes de ésta. También, mantiene estable el nivel de los cuerpos de agua superficiales, así como les provee de un flujo constante que permite la distribución de nutrientes y evita que se estanquen. Por otro lado, el agua subterránea es un eslabón imprescindible dentro del ciclo del agua, aún cuando no lo parezca debido a su condición “invisible” para la vista humana. La problemática principal que pone en riesgo nuestro mayor suministro de agua dulce es la contaminación. La contaminación de un cuerpo de agua subterráneo puede llegar a ser caótica debido a la distancia que recorre bajo la tierra, y a la permeabilidad de las rocas con las que el agua interactúa para desplazarse. De esta forma, un campo agrícola altamente inoculado con agrotóxicos puede llegar a contaminar todo el acuífero debido a que la lluvia propicia la infiltración de agua de la superficie (contaminada) al subsuelo (limpio). Este ejemplo lamentablemente es más común de lo que imaginamos, y sucede con cualquier agente contaminante que se encuentre en la tierra y sea soluble en agua y permeable a las rocas. La segunda problemática, y de la que profundizaremos más adelante con un estudio de caso –y un ejemplo esperanzador–, es la sobreexplotación. La sobreexplotación de un acuífero sucede cuando retiramos un volumen de agua mayor al que naturalmente se recarga o infiltra. Para profundizar en la comprensión de lo anterior, podemos ver la Figura 1, donde se ilustra una fracción del ciclo del agua a través de visibilizar las acciones de manejo y conservación del acuífero de Apan, Hidalgo. La lluvia al caer sobre el suelo suele infiltrarse (hay situaciones que impiden la infiltración, como lo es la erosión hídrica –que veremos más adelante–, la compactación y la salinización del suelo, entre otras). Una vez que el agua es absorbida por el suelo, ésta lentamente permea a través de la roca parental y finalmente se deposita en el acuífero. La infiltración es un proceso relativamente rápido; la recarga del acuífero, por su parte, es un proceso lento que implica la acumulación del agua infiltrada hasta obtener cierto volumen.

Infografía sobre acuíferos. Muestra erosión, infiltración, recarga. Texto describe soluciones de conservación en Apan, Hidalgo. grupo modelo, toroto, GIZ, aguas firmes

Figura 1. Restauración hídrica en el valle de Apan, Hidalgo Infografía elaborada por Sofía Aguilar para Toroto en marco del programa Aguas Firmes El agua como recurso se enfrenta a situaciones muy adversas, la mayoría de índole antrópico, sin embargo, los esfuerzos para su protección son muchos y generalizados. Celebramos el Día Mundial del Agua porque el agua es vida. El agua es alimento de todos; motor de la inmensa vegetación que habita; hogar de la gran mayoría de organismos que residen en la Tierra; recurso indispensable para llevar a cabo –de alguna u otra forma– todas las actividades productivas que realizamos. El agua es nuestro derecho y por esto, es que desde 1992 y en el marco de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo que se llevó a cabo en Río de Janeiro, se decretó el 22 de marzo como Día Mundial del Agua. Cuidando el agua, protegemos el suelo: actividades de manejo y conservación del acuífero de Apan, Hidalgo Alejandro León Aguilar Después de una cuidadosa y concienzuda planificación, durante 2020 y 2021, Toroto –como socio implementador del programa Aguas Firmes, operado y financiado por Grupo Modelo y la Cooperación Alemana para el Desarrollo Sustentable (GIZ) GmbH– intervino varios cientos de hectáreas de terreno en Apan, Hidalgo, con la intención de aumentar la infiltración de agua en el importante acuífero que alberga este valle. Las actividades de manejo y conservación del acuífero, cuyo objetivo principal es promover la infiltración del agua, fueron realizadas durante los últimos dos años y se han centrado en lo siguiente: la reforestación de más de 235 ha con la finalidad de recuperar funciones ecosistémicas; el establecimiento de más de 45 km de barreras vivas con plantas nativas de la región, como lo son especies de los géneros Agave, Opuntia, Pinus y Quercus; la construcción de más de 10 km de barreras de piedra en contorno y 12 presas de gaviones; el desazolve de tres cuerpos de agua principales: La Laguna, Los Llorones y La Vega, donde en total se removieron más de 12,000 m3 de sedimentos. Además, Toroto en colaboración con Grupo Modelo, ha impartido varios talleres a propietarios de tierras para compartir las mejores prácticas agrícolas, así como demás información útil sobre sostenibilidad y conservación; de esta forma, procuramos crear vínculos estrechos que permitan el manejo a largo plazo. Todas estas actividades pretenden infiltrar 1.8 hm3 –es decir, 1,800 millones de litros– adicionales de agua al acuífero, lo que le ayudaría a mantener un equilibrio saludable: cuando tenemos acuíferos sanos, la cantidad de agua que extraemos de ellos es proporcional a la cantidad de agua que se infiltra, de tal forma que nunca llegan a ser sobreexplotados. Sin embargo, promover la infiltración no es una tarea sencilla, pero trae consigo grandes beneficios. Como es recurrente con intervenciones como la mencionada anteriormente, los impactos y beneficios no suelen ser unidimensionales. Entonces, ¿qué otras ventajas le aportan al medio ambiente estas actividades de conservación de la naturaleza? Una de estas es la prevención de la erosión del suelo. La erosión hídrica ocurre cuando la fuerza de la lluvia y la energía del flujo de la escorrentía subsiguiente rasgan la capa superior del suelo. Las partículas generadas de esta fricción luego son transportadas por la corriente a otros lugares, lo que puede afectar los canales, los cuerpos de agua y la infraestructura humana. Este tipo de erosión es la que más afecta a México, y es también la más común en Apan ya que es fácilmente exacerbada por actividades humanas. La erosión hídrica tiene consecuencias graves dentro de la dinámica ecosistémica, pero sobre todo, afecta a las poblaciones cercanas. Cuando el suelo se erosiona, éste pierde la capa superficial donde se encuentra gran parte de la materia orgánica y microorganismos que le otorgan fertilidad, por lo que se convierte en un sustrato casi inerte, el cual, es muy poco funcional para la agricultura, entre otras actividades. Por otro lado, ese suelo que se erosiona se convierte en sedimento que por la acción del aire y del agua, termina por acumularse en algún otro lugar, generando –en el peor de los casos– inundaciones y azolves. Otra consecuencia, tiene que ver con los acuíferos. Debido a que la erosión hídrica sucede entre el agua y la capa superior del sustrato, esta última impide que el agua se infiltre y por lo tanto, que se recargue el acuífero. Por otro lado, cuando aumenta la cantidad de agua que se va a las capas inferiores del suelo, –como lo es el subsuelo y la roca parental– el agua se infiltra, por lo que disminuye la cantidad de agua que escurre provocando que igualmente disminuya la erosión. En consecuencia, las actividades para promover la infiltración de agua (como lo son todas las acciones realizadas para el manejo del acuífero mencionadas anteriormente) tienen un impacto directo en la cantidad de sedimentos que se generan, ya que al promover la infiltración, se impide la erosión. Así es como logramos que menos suelo sufra de erosión hídrica. ¿Qué tan relacionados están estos dos procesos anteriores? Para estimar el impacto que tienen las actividades de infiltración de agua en la erosión del suelo, primero hicimos una evaluación del estado actual del recurso “suelo” en el valle. La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) (2013) y Bolaños et al. (2016) han publicado informes de erosión del suelo a nivel nacional. En estos documentos la erosión en Apan es considerada entre moderada y extrema. Además, Bolaños et al. (2016) reportan que al menos el 70% del paisaje hidalguense se encuentra afectado por erosión hídrica, mientras que SEMARNAT (2013) afirma que la erosión genera de 10 a 200 t/ha/año de sedimento dependiendo de la severidad de la degradación. Para corroborar la información que SEMARNAT (2013) y Bolaños et al. (2016) publicaron sobre la erosión del suelo, Toroto apoyó –de manera adicional a los proyectos de Grupo Modelo– elaborando una evaluación sobre este recurso. Usando datos de fuentes gubernamentales, recopilando datos de campo y usando un software especializado, pudimos determinar que en Apan se producen en promedio 152 t/ha/año de sedimento, lo cual está en línea con los valores mencionados anteriormente, como reporta SEMARNAT (2013). Además, generamos un mapa que muestra las áreas específicas donde se pierde suelo, como se puede observar en la Figura 2. Las áreas más impactadas por la erosión son los cerros al noroeste de la ciudad de Apan y las elevaciones que separan los municipios de Apan y Tepeapulco, así como los cerros directamente al sur de la ciudad de Apan.

Mapa de pérdida de suelo en tonos de azul a rojo, con líneas amarillas demarcando áreas. Leyenda y escala en la parte inferior.

Figura 2. Mapa de erosión del suelo Fuente: Creación del autor Una vez que realizamos la evaluación inicial del suelo en el valle, consideramos el efecto de las actividades de infiltración de agua. La región donde se realizaron las actividades de infiltración de agua se concentra en las laderas entre los límites de Apan y Tepeapulco, y es aquí donde se encuentra principalmente el efecto de mitigación, es decir, la reducción de la erosión del suelo. Este efecto de mitigación tiene un impacto directo en los sedimentos que van a parar a las ciudades y pueblos de Apan, Los Chiteros, Lomas de Pedregal, San Lucas, Los Reyes y La Laguna. Los resultados del análisis muestran que sólo en esta región se produce una disminución de 79,000 toneladas de sedimento al año, lo que representa aproximadamente el 5% de la erosión total para cada localidad mencionada anteriormente. En todo el valle, la erosión del suelo disminuye un 1%, pasando de 152 t/ha/año a 151 t/ha/año (a pesar de que la superficie total intervenida es inferior al 0.4% de la superficie del valle) lo que supone un total de 87,500 t/año de suelo que se evita se erosione. ¿Qué debemos concluir de esto? Existe evidencia irrefutable de que las actividades de infiltración de agua también protegen al valle contra la erosión del suelo. Aun cuando el área intervenida es solo una pequeña fracción de todo el valle (aproximadamente 0.4%), son grandes los beneficios en términos de protección del suelo y generación de agua para toda la cuenca, ya que como vimos anteriormente, entre más evitemos la erosión hídrica, mayor será la infiltración de agua al acuífero, mayor será el agua disponible y más sano se encontrará el ecosistema circundante. El agua es vida Como logramos observar a través del estudio de caso, las actividades de protección y manejo del agua traen consigo ventajas complementarias tanto para la población como para el ecosistema –y reducir la erosión hídrica del suelo, es sólo una de ellas–. Esto permite vislumbrar la gran interconexión que existe entre la gestión de los recursos naturales y la dinámica ambiental. Nos muestran el vasto potencial de las actividades de conservación de la naturaleza, así como la adicionalidad que traen consigo. Tal como los ecosistemas son redes complejas de interacciones entre organismos y entes abióticos, el manejo de éstos también genera redes complejas de beneficios mutuos. El agua es un recurso del que todos dependemos; un recurso que además permite el soporte y regulación de otros recursos básicos para la vida, como lo son los bosques, la alimentación, el clima, la calidad del aire, el suelo y demás. Por lo que está en nosotros, sus principales degradadores, manejarla sosteniblemente para asegurar un futuro de seguridad hídrica (PNUMA, 2005). Por lo anterior, queremos reconocer el valioso trabajo del programa Aguas Firmes, operado y financiado por Grupo Modelo y la Cooperación Alemana para el Desarrollo Sustentable (GIZ) GmbH, así como de nuestro equipo en Toroto y de la comunidad en Apan por trabajar y gestionar nuestro derecho al agua. El agua es vida. Protejámosla. Referencias

  • Bolaños, M.A., Paz, F., Cruz, C.O., Argumedo, J.A., Romero, V.M. & Cruz, JC (2016). Mapa de erosión de los suelos de México y posibles implicaciones en el almacenamiento de carbono orgánico del suelo. Terra Latinoamericana, 34, 271-288.

  • Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). (2005). Estamos Gastando más de lo que Poseemos: Capital Natural y Bienestar Humano. Declaración del Consejo Directivo.

  • SEMARNAT. (2013). Informe de la Situación del Medio Ambiente en México. Compendio de Estadísticas Ambientales. Indicadores Clave y de Desempeño Ambiental. Edición 2012. México

  • World Water Assessment Programme (WWAP). (2009). The United Nations World Water Development Report 3: Water in a Changing World. Paris: UNESCO, and London: Earthscan.



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